sábado, 30 de julio de 2011

AMISTOSO | LEICESTER 1 - REAL MADRID 2

Kaká no encuentra el ritmoCinco de cinco: el Real Madrid cuenta por triunfos sus partidos de pretemporada. Engrasado y con un año de lección bien aprendida, es un equipo reconocible y sólido, bien estratificado y con estilo. El de Mourinho: serio, vertical y dominador por fuerza ante rivales de entidad menor, el último un Leicester con historia dorado y presente tibio, en manos de Eriksson buscar el regreso a la Premier. Con sol e inconfundible sabor inglés, el partido tenía envoltorio y cierto atractivo y tuvo anécdota: en el primer tiempo el Leicester jugó de azul y blanco y el Real Madrid de blanco. Tras el descanso, el equipo local jugó de blanco y el Real Madrid de negro. La pretemporada y sus circunstancias.


Pero que hace unos días en Berlín, el Real Madrid fue superior ante un rival muy ilusionado pero terriblemente limitado, cómodo en el campo abierto, el balón por los aires y la refriega cuerpo a cuerpo pero sin más armas. Al equipo de Mourinho le bastó con un punto de contención y un despertador a tiempo para dominar y ganar. A medio gas sostuvo el partido, con una marcha más lo inclinó. En un primer tiempo pastoso, dejó un goteo rítmico, una ocasión cada diez minutos casi de forma matemática hasta que Callejón anotó a puerta vacía tras asistencia de Benzema, que aprovechó un fallo de la defensa, quebró al portero y asistió con generosidad. En el segundo tiempo se jugó a campo abierto, con el campo más largo y las trincheras aligeradas. En ese hábitat Benzema marcó tras disparo al palo de Marcelo. Ese gol enmarco el triunfo en medio y por delante del carrusel de cambios: hubo minutos para Higuain o Jese, todavía no para Sahin, una de las incógnitas que siguen abiertas en un equipo cada vez más definido, de roles perfilados y jerarquías establecidas.


El Real Madrid de negro, el del segundo tiempo, fue más reconocible por la imponente figura de Xabi Alonso y la insistencia en el remate de Cristiano, pegado a la izquierda. De la versión en blanco, la de la primera parte, se pueden sacar más conclusiones, antes de los cambios en manada y unos minutos finales algo intrascendentes. Y de ese equipo inicial, raro, quedaron notas positivas y negativas que no son casualidad sino síntoma porque reforzaron lo que la pretemporada ha convertido en tendencia.


En lo positivo están los minutos de Ramos, la presencia de Varane, la actividad de Marcelo, la cita con el gol de un Callejón con poca presencia y sobre todo otra confirmación de dos de los principales focos del verano madridista: Coentrao y Benzema. El portugués jugó cerca de la portería rival y pasó de la izquierda a la derecha cubriendo campo y participando en casi todos los ataques. Es eficiente, funcionarial en el trabajo e intrépido en la inclinación ofensiva. Un jugador de recorrido y múltiples posibilidades que pareció multiplicarse en los mejores momentos del equipo en el primer tiempo. El Real Madrid insistió siempre, y no por casualidad, por la banda que ocupaba el portugués. Mientras Benzema se reafirmó, afilado en lo físico e inspirado en el juego, ocupando todo el ataque, participando en todas las llegadas y feliz asistiendo, tirando desmarques y rematando. La cara del francés que minimiza las dudas de Neymar o el vuelo a Inglaterra de Agüero.


Pero ese primer tiempo demostró carencias en el centro del campo ocupado por Khedira y un Granero casi transparente y retrató de nuevo a Kaká que dejó una asistencia excelente a Coentrao y nada más. En 45 minutos y contra un 'segunda' de Inglaterra que sólo mordió lo justo. En una tarde soleada y sobre un césped perfecto, cuando necesita reivindicarse a cualquier precio... nada: una asistencia genial y muchos ataques frenados en sus botas porque sigue espeso de mente y lento de piernas, a un ritmo distinto del que gusta a Mourinho, ausente e incómodo en la quinta marcha que también sienta a casi todos sus compañeros...


Al final ganó 1-2 el Real Madrid. Pudo hacer más goles y finalmente acortó Dyer con un remate a bocajarro en el área. Sin resultar soberbio, fue infinitamente superior a un Leicester que, obviamente, vive en un mundo futbolístico distinto al de un Real Madrid que -cosas de la pretemporada, otra vez- se va a China a seguir con un trabajo por ahora intachable. Con muchas luces, alguna sombra y Mourinho, claro, tomando buena nota de todo.

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